1816- 2016, la Argentina cumple 200 años de Independencia y
de experiencias repetidas, cuando leíamos a Eduardo Galeano, imaginábamos que
esas venas no volverían a abrirse, pero siempre ocurre un fenómeno que ningún
sociólogo, salvo Arturo Jauretche, pueda explicar, y lo concreto es que la
construcción colectiva se transforma en un castillo de arena cuando cambia de
manos, a las manos de unos pocos, para detrimento del conjunto del pueblo.
Buscamos fundamentos en la propia historia y en ese
recorrido podemos observar la evolución de los métodos de dominación a los
pueblos, que pasaron de las balas a la pluma, defenestrando una profesión tan
noble como la de periodista, así, los golpes de estado de antaño, se
transformaron en golpes blandos, donde la persuasión constante, a través de
medios hegemónicos logran despojar al individuo de toda autoestima y los
convierte en un soldado de sus espurios
planes. Esta sistematización de la palabra, aplicada a las sociedades a las que
se les quiere arrebatar su crecimiento, proviene, como no podía ser de otra
manera, del país del norte, que atentos al crecimiento alcanzado en la América
Latina, vienen, como ya lo hicieron los españoles en la conquista, a cambiarnos
oro por baratijas, por lo tanto, la desinformación es similar a la ignorancia
absoluta y la confianza puesta en el lugar equivocado puede llevarnos al
abismo.
La creación de la Ley de Medios vino a paliar esta situación
emergente, pero la presión del poder hegemónico no la dejó nacer, y la
consecuencia es la privación de la libertad de expresión y sin libertad de
expresión no hay soberanía posible.
Cuando se decreta y no es Ley nos retrotrae a los
comunicados de la junta genocida, cuando se escucha una sola voz, recordamos
las mentiras sobre la guerra de Malvinas, cuando se le quiere quitar al
ciudadano su condición inalienable, para transformarlo en solo un habitante,
funcional a unos pocos, estamos presenciando la mayor estafa que se le puede
hacer a un pueblo, al que engañaron con las argucias de un “guru” ecuatoriano,
lo despojaron de todos los derechos adquiridos y dados por un gobierno popular
y lo someten a la miseria mientras ellos brindan con champagne, que entre
paréntesis por decreto no paga impuestos, y celebra la independencia con quién
fuera el opresor.
Este es el escenario y en este marco vamos a aportar un poco
de verdad. Una gota de agua en el océano que aportemos no se notará, pero nosotros sabremos que
pudimos aportarla.
Avenida Argentina nace como medio para escuchar tu voz y
plasmarla porque nos interesa saber que le pasa al pueblo profundo y queremos
sacar a la luz las noticias que vienen del llano y no por derrame, el pueblo va
a contar que le pasa y no que nos impongan una agenda importada. A.Ar es tu voz
y la nuestra, la que desde hoy también podemos compartir todos los argentinos y
exhibirlo al mundo, una verdad chiquita, como todo comienzo.
Emilio López Muntaner
Editor
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